Fascista culinario
El fascismo alimenticio es una corriente autoritaria que corre por mis venas y fue heredada directamente por la vía materna. Dulcemente mi madre preparaba los alimentos más variados para darnos una rica, variada y nutritiva dieta. Sin embargo, había reglas: 1) La comida no se debe desperidiciar, todo lo que está en el plato debe terminar en el estómago (sin excepción), 2) La frase "no me gusta" queda exiliada del vocabulario (el gusto no tiene nada que ver en esto) 3) Las cosas se comen como deben de comerse (nada de ponerle catsup al arroz o inventar que la pasta puede comerse con tortilla). Con esta tríada de rigurosos principios, aprendí a sobrevivir en la mesa.
Ahora, me confieso fascista. Por más que lo intento, no puedo deshacerme de la tríada, y mucho menos puedo tolerar que los demás no la sigan. Soy particularmente riguroso con la tercer regla. Me puede cagar que le pongan chile a la lasagna; y no me chinguen con inventar que les gusta ponerle "jugo maggi" a la sopa; ¡¿salsa inglesa a la pizza?! El colmo: palomitas a una pasta frutti di mare. ¡Mierda!, ¡Jamás!
Mi grado de intolerancia alcanza límites insospechados cuando se trata de comida que yo he preparado. ¡Heil!
P.D. Tengo un particular problema con el vegetarianismo, pero ese tema es digno de un post propio.
Ahora, me confieso fascista. Por más que lo intento, no puedo deshacerme de la tríada, y mucho menos puedo tolerar que los demás no la sigan. Soy particularmente riguroso con la tercer regla. Me puede cagar que le pongan chile a la lasagna; y no me chinguen con inventar que les gusta ponerle "jugo maggi" a la sopa; ¡¿salsa inglesa a la pizza?! El colmo: palomitas a una pasta frutti di mare. ¡Mierda!, ¡Jamás!
Mi grado de intolerancia alcanza límites insospechados cuando se trata de comida que yo he preparado. ¡Heil!
P.D. Tengo un particular problema con el vegetarianismo, pero ese tema es digno de un post propio.