El parásito del parásito del parásito
Todo ocurrió un día en que Julia y Yo decidimos visitar el "mágico mundo" de Six Flags. Recorrimos una a una todas las montañas rusas y demás atracciones del parque. Decidimos, a medio día, hacer una pausa en nuestro frenesí de velocidad y emociones para comer algo, antes de continuar la jornada. En ese momento no lo sabíamos, pero ingirimos bombas de amibas camufladas y un ejército de parásitos gastrointestinales que algunos días después nos habrían de pasar la factura.
Los síntomas: color de piel amarillento, profundas ojeras, cuerpo cortado, boca seca, nausea, constante dolor de cabeza y lo demás, está de más (lo dejo a la imaginación).
Ahora me encuentro bajo un severo tratamiento de desparasitación; y me doy cuenta de que el cuerpo humano no es más que un receptáculo móvil de amibas, virus y bacterias.
Digamos que mi caso no fue tan extremo como el de Marik, pero lo suficiente como para maldecir el momento en que comí ese desgraciado Sandwich. : S