Mierda, no las encuentro.
Lo que es peor... hasta hace poco presumía de que nunca perdía nada, creo que no es cierto. Pero la verdad es que lo último que perdí de este tamaño fue mi cartera. Esto fue durante una noche nada memorable de la cual recuerdo solo algunos flashazos: Damián en el baño con la vista perdida, yo pidiendo un taxi, caminando en la madrugada por reforma, ¿y mi cartera? Después la patética búsqueda entre los arbustos... obvio nunca apareció.
Ahora con lo de las llaves, me lleva la chingada. Siempre que me pasan estas cosas pienso en el pendejo que se las encontró y no tuvo la decencia que yo hubiera tenido de regresarlas a un sitio donde el dueño regresaría a preguntar.
Nunca faltan recomendaciones como "rézale a San Aparicio". Parece que si quiero volver a verlas, mientras las busco debo repetir el siguiente mantra: "Ay San Aparicio ayudame a encontrar lo perdido, te prometo una vela si lo consigo". ¿Porqué el tal Aparicio necesitaría una vela?, no tengo idea. Pero obviamente no lo hice. La verdad es que me resultó un poco más tentadora la segunda propuesta...
Preguntando por ahí, me dijeron que debía amarrarme un listón en el dedo e invocar a San Cucufato, dicendo la siguiente plegaria: " San Cucufato, San Cucufato a tus cojones me ato y hasta que no las encuentre (pensando en mis llaves), no me desato".
Parece que en el santoral, hay una dura compentencia por ver quién encuentra más cosas. Parece que los padres nuestros y los rosarios también son socorridos en estas ocasiones. Si fuera católico, supersticioso y estuviera realmente necesitado, definitivamente optaría por secuestrar a los cojones del Cucufato. Nada como chantajear a un Santo con algo tan preciado...