Buenos días

Han sido buenos estos días, los de las últimas semanas...

Creo que los proyectos personales siempre tienen esa ventaja de activarte la mente (y en mi caso el cuerpo). Me he comprado una bicicleta y ando como niño en día de Reyes. Con mi nuevo juguete ya he recorrido muchas veces el plantón fantasma, pasando por el Zócalo, Chapultepec, la Condesa, los parques México y España. Espero en poco tiempo lograr hacer el eje Mazatlán-Santa Fe-Ciudad Universitaria (aunque más bien creo que se trata de un sueño guajiro).

Fuera de eso, las clases ahora tienen un carácter diferente. Después de que una alumna me dijera que parecía un ruco de 50 encerrado en un joven de 25, me dí cuenta de que debía relajarme un poco. Y no me refiero al asunto de la exigencia para mis alumnos, sino a rebajar los niveles de estrés y neurosis hacia esos pequeños imberbes, je je.

También siempre tengo una buena dosis de lecturas que realizar, sobre todo tipo de temáticas: semiótica, metodología de investigación, teoría de la democracia, novelas, y un largo etcétera. En cuanto a la lectura tengo un hábito (o falta del mismo) que no sé si me gusta o me molesta. Soy bastante desordenado, no puedo terminar algo porque empiezo otra cosa y voy dando saltitos de copia en copia y de libro a libro. Supongo que eso me gusta tanto como me molesta.

Y bueno, qué decir de la fiesta; como dicen por ahí: ella es adicta a mí...

Me siento bien.