Morning person

De entre las formas de agrupar a los diferentes tipos de personas, una de ellas puede ser por su gusto relativo hacia las diferentes horas del día. Si bien, lo típico sería que todos estamos activos durante el día (entre las 12 p.m. y las 7 p.m.), existen dos momentos particulares que pueden ser de preferencia para algunos o detestable para otros: las noches y las mañanas.

Yo, por mucho, prefiero las mañanas. Esto se debe a varios motivos:

- Por la mañana el día es más agradable, generalmente hay luz y sol y un friíto que invita a disiparlo con algún tipo de actividad. La mañana invita a moverse, a estar activo.

- Uno de mis alimentos favoritos del día es el desayuno; la comida del desayuno es mil veces mejor que la de la cena (tomen en cuenta que en Oaxaca se desayuna pesado: tasajo, enfrijoladas con crema y queso, entomatadas, chilaquiles, salsa de huevo o queso, y cualquiera de estos platillos acompañados por un chocolatito de leche y un pan de yema). A esto agrégenle fruta, cafecito, mermelada, embutidos, cereal... Creo que podría desayunar tres veces al día.

- Tengo el problema de que mis facultades mentales solamente operan eficientemente entre las 7 a.m. y las 3 p.m. Así que hay que aprovechar la mañana para sacarles todo el jugo que pueden dar.

- En la mañana abren los museos, los parques, todos los negocios. En la mañana uno va a la Universidad (¡Yupi!)

- El sexo es mejor por las mañanas; nada más que agregar.

Por supuesto que la mañana tiene muchas desventajas en relación a la noche, y también la noche tiene sus cosas. Semióticamente es casi obvio que la oscuridad refiere a lo sórdido y no tan obvio que la mañana refiere a lo ñoño. Otras asociaciones que se hacen es que los jóvenes viven de noche, mientras que los viejos lo hacen de mañana. Creo que no tendría demasiado que objetar a estas asociaciones. Pero bueno, soy mañanero ¡y qué! :)